jueves, 13 de enero de 2011

María Elena Walsh


El pasado lunes 10 de Enero falleció una de las grandes escritoras de la Literatura Infantil Latinoamericana, MARÍA ELENA WALSH.

La noticia me conmovió, ya que la siento tan cercana, tan viva, disfruto con sus poemas, limericks y canciones.
Todos los años trabajo algunos de sus textos con mis alumnos, quienes se divierten cada vez que los leemos. El humor que está plasmado en sus escritos, hace que los niños se entusiasmen con la literatura infantil y quieran comenzar a leer más cosas sobre ella.

En su libro "Zoo Loco" nos presenta los Limericks, poemas de cinco versos, compuesto por dos versos largos, dos cortos y otro largo, que nos cuentan una pequeña historia sobre algún animal, algo dispartada y absurda.


"Hace tiempo que tengo una gran duda:
hay una vaca que jamás saluda,
le hablo y no contesta.
Pues bien, la duda es esta:
¿será mal educada o será muda?"


"Un hipopótamo tan chiquitito
que parezca de lejos un mosquito,
que se pueda hacer upa
y mirarlo con lupa,
debe ser un Hipopótamito."


"¿Saben qué le sucede a esa Lombriz
que se siente infeliz, muy infeliz?
Pues no le pasa nada,
sólo que está resfriada
y no puede sonarse la nariz."


Los escritos de María Elena Walsh han traspasado generaciones, recuerdo que cuando niña aprendí canciones de ella, como por ejemplo "El Reino del Revés" o "El brujito de Gulubú", pero sin dudas una de mis favoritas es "La vaca Estudiosa".


"La vaca Estudiosa"

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja
estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y dijo: "Estás equivocada".
Y la vaca le respondió:
"¿Por qué no puedo estudiar yo?"

La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tizas
y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa,
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
nos convertimos en borricos
y en ese lugar de Humahuaca
la unica sabia fue la vaca.